
Entre palacio y palacio, callejeamos por las anchas y glamurosas calles de Viena hasta llegar a la Catedral de San Esteban que se encuentra en el corazón de la ciudad y es el símbolo religioso más importante de Viena y ha sido testigo de multitud de eventos de la historia de Austria. Rodeando la Catedral, además de tiendas, se encuentran infinidad de vinotecas, pues no olvidemos que Viena es archiconocido por su cultura del vino. Además, teniendo en cuenta que el frío se calaba en nuestros huesos, pues llegamos a alcanzar los -9ºC con una sensación térmica de -15ºC, la cata de vinos era casi de obligado cumplimiento.
Pero esto no nos impidió llegar hasta el parque de atraciones donde se encuentra la noria más antigua del mundo a escasos kilómetros del Gran Danubio. Una de las cosas que más me gusto de Viena fueron los bares cosmopolitas mezclados con restaurantes típicos vieneses, así como su gastronomía, destacando el escalope y los champiñones rebozados, dentro del corazón antiguo de la ciudad. No dejamos Viena sin probar la tarta más famosa, la tarta Sacher dentro del Hotel Sacher, realmente exquisita.
La mañana de Reyes Magos, dejamos Viena y nos subimos a un tren durante cuatro horas que nos cambiaría de país, nos sumergimos en la nieve y compartimos risas y café con coreanas hasta llegar a nuestro nuevo destino, Praga, capital de la República Checa. La emoción invadía nuestros cuerpos, pues tal era la belleza de la que nos habían hablado que nos moríamos por comprobarlo. Y lo primero que nos encontramos, fue una hermosa estampa de Navidad, la ciudad estaba completamente nevada. Paseamos por la ciudad antigua, escuchamos el reloj atómico, callejeamos para arriba y para abajo por la calle Karlova hasta llegar al majestuoso Puente de San Carlos. Desde allí contemplamos la blanca silueta de la Catedral, del barrio antiguo, de los apóstoles del puente, pudimos comprobar esa hermosura de la que tanto nos habían hablado. Si viajas a Praga te encontrarás, además de puestos de salchichas, puestos de Trdelník, es un pastel tradicional de la cocina eslovaca. Se trata de una masa de harina enrollada en un pincho de madera (cuyo nombre es trdlo) y que se asa al fuego de unas brasas la masa mientras que gira sobre si mismo. La forma final es el de una masa cocida al fuego de forma cilíndrica y hueco en su interior, con ligero sabor ahumado así como aromatizado concanela, el de chocolate está buenísimooo...también quedó tiempo para el lado lúdico / cultural, hicimos la "ruta de la cerveza", que consistía en visitar las cervecerías más típicas y antiguas de la ciudad y probar los litros de cerveza que en ellas se fabricaba. Si, además a esto le añadimos, que esta ruta la hicimos con un grupito de españoles por el mundo, la diversión y el baile estuvieron asegurados, imaginarossss....
Otra de las experiencias de este viaje, menos divertida y bonita, pero no por ello menos importante, fue la visita al campo de concentración de Terezin, el holocausto de Praga. Aquí pudimos imaginarnos como mal vivían más de 150.000 judíos, como eran sus barracones, su vida, sus cárceles e incluso sus hornos crematorios y cementerios.
...se acabó la semana y se acabó el viaje, aunque el destino nos tenía preparada una sorpresa, un día free en Barcelona, asique aprovechamos todo lo que pudimos e incluso nos dio tiempo a conocer el Ferran de la Boquería.

...y aquí estoy, un jueves 26 de enero con la maleta a medio deshacer...